- No le permitas el primer insulto, bofetón o patada.
- No le permitas que tome tus propias decisiones.
- No permitas que te aisle de tu ámbito familiar de origen y amistades ni de tu entorno social.
- No le permitas que te haga responsable de todo lo negativo que le ocurra.
- No le permitas que te amenace con hacerte daño físico a ti, a tu familia, a tus amistades.
- No le permitas que te prohiba estudiar, trabajar o hacer actividades lúdicas o deportivas.
- No le permitas que te exija tener relaciones sexuales sin darte opción a decir que no.
Si al inicio de una relación de pareja o bien al empezar la convivencia, le permites alguna de estas actitudes de dominancia, lo más probable es que estés empezando una relación víctima-verdugo, donde la víctima eres y será tu en el transcurso del tiempo. No importa que te pida perdón cuando te quejes, porque cambiará, eso casi seguro pero esos cambios llenos de buenas intenciones y aparentemente sinceros, ese arrepentimiento que probablemente tu pareja sienta, van a durar lo que un caramelo en la puerta de una escuela y volverá a manipular tu vida. Serás una persona maltratada, una víctima más de esas que lees en los medios de comunicación, en los periódicos...El amor es muy raro y, aunque le quieras, no le quieras más que a tu vida.
